La democracia en cualquier país necesita de herramientas para consolidarse -o, en casos como el nuestro, para siquiera echar raíces-, y uno de ellos, básico, es la existencia de una prensa libre, crítica, profesional y valiente.
El día de hoy, aunque no se trata de un golpe deliberado, esa libertad de expresión ejercida por una prensa con esas características, sufrió un deterioro con la salida del aire del noticiero más escuchado en el País.
Carmen Aristegui deja la XEW. Después de cinco años de marcar la pauta periodística y ser referencia nacional, a la sin duda mejor periodista mexicana la estación no le renueva el contrato. "Incompatibilidad editorial" es la razón dada por la W, de Televisa, que detenta junto con la española Prisa la propiedad de la cadena radiofónica. ¿Pero quién, en sus cinco sentidos, no se esfuerza por conservar a una periodista de trayectoria reconocida internacionalmente, que además les pone el raiting por los cielos (que es lo que les interesa, finalmente)? La respuesta todos la sabemos, el último objetivo de Sistema Radiópolis, la cadena radiofónica con más repetidoras en el país de la W forma parte (objetivo que desgraciadamente comparte la gran mayoría de los medios mexicanos), es informar veraz y objetivamente sobre el acontecer nacional y ocuparse de formar una opinión pública responsable. Esa "incompatibilidad editorial", producto de los cambios que implementó el
nuevo cuadro directivo de la empresa radiofónica, es la misma razón por la que también Carlos Loret de Mola, Ezra Shabot, Salvador García Soto y el Duende (de El Weso, el otrora magnífico y crítico programa de humor político) abandonaron la W meses atrás.
No es de extrañar, ya se veía venir la salida de
Carmen , puesto que su periodismo incomodaba a la nueva política editorial y comercial de la emisora en cuestión, pero no deja de indignar y entristecer que la radio ya solamente es para escuchar a "locutores" vulgares, comerciales de gobierno y música de plástico, y que el periodismo mexicano no puede madurar en el sistema de medios comercial y autocensurado que padecemos.
Adiós a la W.
