
En lo que tenemos que ocuparnos es en indignarnos e inconformarnos por las profanaciones reales, que deveras nos lastiman: nuestra libertad, nuestro derecho a llevar una vida digna y en paz, por mencionar sólo dos derechos esenciales, si le sigo en la lista de violaciones a nuestras garantías constitucionales por parte de la irresponsabilidad y codicia de los encargados de protegerlas, me deprimo y no termino.
¿Por qué no dirigir esas energías para exigirle a las autoridades que se dejen de pendejadas y se pongan a jalar o que ahuequen, y a los ciudadanos que asumamos nuestra buena parte de responsabilidad y culpa y hagamos algo para cambiar nuestro tenebrosísimo panorama? Estoy encabronada.