Baste decir que sin los aportes de tamaño cerebro, viviríamos en las tinieblas religiosas (de por sí) del creacionismo.
Me encontré este terrible cartón de Forges en EL País, que mezcla magníficamente la efeméride del padre de la teoría de la Evolución con uno de los tantos lastres de salvajismo que prevalecen en la actualidad: la abominable tauromaquia. Este tipo de prácticas asesinas y autodestructivas nos llevará, sin duda, siguiendo la teoría de la selección natural darwinana, al ocaso como especie.
Voilá.
